Uno sabe que regresa de verdad cuando esto se realiza con un sentimiento de plenitud, de satisfacción, con ganas de recomenzar tu vida cotidiana, afortunadamente, la mía, alejada de todo tedio. Cuando has vivido tanto en tan poco y y visto lo invisible transcurrir en una lengua de carretera que se deslizaba húmeda entre tierra y cielo.
La primera parada fue en Salamanca. En casa de Fabio De La Flor (Editorial Delirio) pudimos pasar una noche estupenda. Ganas de reencuentro y le dimos con ganas. Mas si cabe cuando aparece el poeta Ben Clark con nosecuantolitrosdecervezaaaaa y dejamos la literatura para hablar de la vida en general y de algunas mujeres en particular. Bien producida esta gran producción, catedral perfectamente iluminada al fondo Fabio/Fellini. Una delicia en todos los sentidos.
Lo del color pajizo de las llanuras salmantinas bajo una tormenta de plomo a medida que nos acercábamos al Sistema Central hacia el Valle del jerte no tiene foto que la encuadre.
Y entre gargantas de agua dulce, bosques y grandes canchales clientes en los que tumbarse al sol después de bañarte en bolas, tampoco tiene foto n ganas de hacerla. Precioso el valle graciar, un auténtico accidente geográfico entre La Vera (Jarandilla fresca) y La Ruta de la plata (Herbás forever). Aislado, sólo recorrido, cada vez menos, por desgracia, por la trashumancia.
Y valle abajo, la ciudad de Plasencia, dónde pude recitar en un café librería necesario en una región dónde la actividad cultural lucha por hacerse un hueco, La Puerta de Tanhüser. Un recital variopinto, un poco escandaloso con un público bien regado de gin tonics, como flotas estelares ardiendo más allá de Orión. Agradecido en cualquier caso a los mesonerolibreros de esa constelación cultural en medio del cosmos.
Y seguimos a través de las dehesas, llanuras repletas de alcornoques y encinas hasta donde llega la vista, y de repente, sobre una colina Cáceres y sobre ella el gigantesco poeta José María Cumbreño que tuvo a bien entrevistarme para su programa en LIVE CC.
Y bueno, ya en Cáceres Jose María nos mostró su casco viejo con todo detalle. Agradecidos (gracias de paso por tus estupendos libros) continuamos camino.
Y cómo estábamos cerca, nos pasamos por el Museo Vostell en Malpartida de Cáceres. Absolutamente imprescindible conocerlo por el arte, la etnología y el paraje natural.
Y después de la visita, más dehesa, infnita, como un mar de topitos de sombra y aves volando lentas como si bucearan. Hacia Badajoz, o mejor dicho, hacia los brazos de ese leonés universal que es Felipe Zapico. Lo de poder conocer a Felipe en corto, con tiempo, mas que conocer es disfrutar. Su casa apasionada, y su música, yo ya soy fan de los Deicidas y su temazo "Cuatreros de ganado".
Muuuuuu potente, si señor. Además de esto pude conocer al poeta santanderino José Luis Campal (un crack) y juntitos los tres nos hicimos un recital cojonudo, está mal que lo diga yo. Y la peñita de Badajoz, hambrienta de poesía y si no verdades (toda verdad es potencialmente un axioma totalizador) de certezas del tipo: este sistema en el que vivimos es una puta mierda. Que me viene olorcillo y todo. Pero vamos, éramos pocas y bien avenidas y los tubos de cerveza que nos ponía la cantinera, expectaculares. Gracias Felipe por tanta hospitalidad impagable y, para ti, se que innegociable.
Aquí os dejo un cachito de mi intervencción:
A las post-birras se unieron los Aristas Martínez y pudimos largar un ratito sobre el arte y lo divino. Un abrazo fuerte desde aquí.
Y juntitos bajamos por comarcales (impresionante desfiladero de bajada, riete tú de despeñaperros) hacia Moguer (Huelva). A Voces del Extremo, un encuentro de poetas arrebatador y maravilloso que organiza Antonio Orihuela para la Fundación Juan Ramón Jiménez.
Aparcamos en la plaza y nos presentamos a los vecinos. Vecinos Ysa, Fujur y yo por unos días. Gracias por el agua y la hospitalidad vecinos de la plaza de la iglesia.
En el encuentro pude abrazar a amigos a los que admiro y quiero Ana Pérez Cañamares y su compa Pablo, Antonio Gómez (maestro), Enrique Falcón (Uf, peazo recital), Begoña Abad, Matías Escalera, Paco El Niño de Elche (peazo de cantaor, genio del siglo XXII), Inma Luna (ese power que tienes reina), Uberto Stabile y Helios Fernández Garcés. Así como encuentro con amigoxs que no conocía y que me deslumbraron con su persona: Daniel Macías Díaz y compa (love forever), Bernardo Santos, Conrado Santamaría y más nombres que se me pierden en el glosario de poetas y nocturnidades. También pude conocer a poetas que leo pero que no conocía personalmente como Gsus Bonilla, Eva vaz, Eladio Orta y Francisco Fernández. Descubrir a poetas como el colectivo los Bio-lentos (brothers and sisters), Carmela Cuello Gijón, Ibon Zubieta Martín o Rafael Calero. Y más poetas que ahora no consigo asociar nombre con intervención. Sorry.
Poéticas para dar y tomar. En un encuentro de sincera transitibidad y respeto por el prójimo. Mucho más de lo que suele haber en festivales de poesía, jams mediocres y demás formatos propios de la
exhibición y el careo, el autobombo y la bukake rapsoda.
Y cómo colofón esa pedazo de fiesta en Ayamonte en la casa de Eladio Orta. Bebimos noseque y hablamos nosecomo.
Encomendados al humedal y a la música.
Al amanecer, a replegar la furgo y en marcha.
Lo más duro de bordear la costa hacia Almería es comprobar 3 cosas:
1. Los parajes absolutamente arrebatadores que existen.
2. Que en Caños de Meca ya no hay hippies y te multan por dormir en sus playas.
3. Y que, resulta que cuando por fin llegas a un espacio como la Cala San Pedro en Almería, los okupas de allí no tiene proyecto colectivista y se comportan cómo propietarios de algo que es de todos y todas. Vamos, que te dan unas ganas de plantarte allí con algunos compañeros y compañeras y expropiarles todo aquello que flipas. Y es que no es lo mismo ser ácrata anacoreta nihilista naturista que anrquista. Propietarios de mierda, pues no se quejan de que sólo hace que llegar gente a la cala y que lo llenamos todo de mierda pero bién que tienen cantina para venderte birras y fletan zodiaks por 12 euros para acercarte y hasta si eres de culo fino puedes pagrar 50 céntimos y cagar en roca. ¡Abajo los asentamientos en Cala San Pedro, es un Parque Natural de todos y todas que debería dejarse intacto!
Y bueno pues finalizando el viaje con un poso de tristeza. Pero nos lo quitó de un plumazo Nicolás de Maya, con su hospitalidad, su familia, su casa, su maravilloso pueblo murciano Cehegín. Tanto buen rollo que me quedé dos semanas en su casa, disfutando y currando con él. Genial.
Aqui en pleno rodaje de una pieza muy especial para la que realicé el guión. Sólo decíros que la hospitalidad de Nicolas y familia es extenuante.
Que es un artista como la copa de un pino. Y que ya iré mostrando cositas que van a ir saliendo.
Y, ya de regreso, pues al tajo, a darle duro al poema y a la piedra si es el caso que a veces no diferencio que es más duro.
Salut, amor y el dinero que necesitéis para ser felices.
La primera parada fue en Salamanca. En casa de Fabio De La Flor (Editorial Delirio) pudimos pasar una noche estupenda. Ganas de reencuentro y le dimos con ganas. Mas si cabe cuando aparece el poeta Ben Clark con nosecuantolitrosdecervezaaaaa y dejamos la literatura para hablar de la vida en general y de algunas mujeres en particular. Bien producida esta gran producción, catedral perfectamente iluminada al fondo Fabio/Fellini. Una delicia en todos los sentidos.
Lo del color pajizo de las llanuras salmantinas bajo una tormenta de plomo a medida que nos acercábamos al Sistema Central hacia el Valle del jerte no tiene foto que la encuadre.
Y entre gargantas de agua dulce, bosques y grandes canchales clientes en los que tumbarse al sol después de bañarte en bolas, tampoco tiene foto n ganas de hacerla. Precioso el valle graciar, un auténtico accidente geográfico entre La Vera (Jarandilla fresca) y La Ruta de la plata (Herbás forever). Aislado, sólo recorrido, cada vez menos, por desgracia, por la trashumancia.
Y valle abajo, la ciudad de Plasencia, dónde pude recitar en un café librería necesario en una región dónde la actividad cultural lucha por hacerse un hueco, La Puerta de Tanhüser. Un recital variopinto, un poco escandaloso con un público bien regado de gin tonics, como flotas estelares ardiendo más allá de Orión. Agradecido en cualquier caso a los mesonerolibreros de esa constelación cultural en medio del cosmos.
Y seguimos a través de las dehesas, llanuras repletas de alcornoques y encinas hasta donde llega la vista, y de repente, sobre una colina Cáceres y sobre ella el gigantesco poeta José María Cumbreño que tuvo a bien entrevistarme para su programa en LIVE CC.
Y bueno, ya en Cáceres Jose María nos mostró su casco viejo con todo detalle. Agradecidos (gracias de paso por tus estupendos libros) continuamos camino.
Y cómo estábamos cerca, nos pasamos por el Museo Vostell en Malpartida de Cáceres. Absolutamente imprescindible conocerlo por el arte, la etnología y el paraje natural.
Y después de la visita, más dehesa, infnita, como un mar de topitos de sombra y aves volando lentas como si bucearan. Hacia Badajoz, o mejor dicho, hacia los brazos de ese leonés universal que es Felipe Zapico. Lo de poder conocer a Felipe en corto, con tiempo, mas que conocer es disfrutar. Su casa apasionada, y su música, yo ya soy fan de los Deicidas y su temazo "Cuatreros de ganado".
Muuuuuu potente, si señor. Además de esto pude conocer al poeta santanderino José Luis Campal (un crack) y juntitos los tres nos hicimos un recital cojonudo, está mal que lo diga yo. Y la peñita de Badajoz, hambrienta de poesía y si no verdades (toda verdad es potencialmente un axioma totalizador) de certezas del tipo: este sistema en el que vivimos es una puta mierda. Que me viene olorcillo y todo. Pero vamos, éramos pocas y bien avenidas y los tubos de cerveza que nos ponía la cantinera, expectaculares. Gracias Felipe por tanta hospitalidad impagable y, para ti, se que innegociable.
Aquí os dejo un cachito de mi intervencción:
A las post-birras se unieron los Aristas Martínez y pudimos largar un ratito sobre el arte y lo divino. Un abrazo fuerte desde aquí.
Y juntitos bajamos por comarcales (impresionante desfiladero de bajada, riete tú de despeñaperros) hacia Moguer (Huelva). A Voces del Extremo, un encuentro de poetas arrebatador y maravilloso que organiza Antonio Orihuela para la Fundación Juan Ramón Jiménez.
Aparcamos en la plaza y nos presentamos a los vecinos. Vecinos Ysa, Fujur y yo por unos días. Gracias por el agua y la hospitalidad vecinos de la plaza de la iglesia.
En el encuentro pude abrazar a amigos a los que admiro y quiero Ana Pérez Cañamares y su compa Pablo, Antonio Gómez (maestro), Enrique Falcón (Uf, peazo recital), Begoña Abad, Matías Escalera, Paco El Niño de Elche (peazo de cantaor, genio del siglo XXII), Inma Luna (ese power que tienes reina), Uberto Stabile y Helios Fernández Garcés. Así como encuentro con amigoxs que no conocía y que me deslumbraron con su persona: Daniel Macías Díaz y compa (love forever), Bernardo Santos, Conrado Santamaría y más nombres que se me pierden en el glosario de poetas y nocturnidades. También pude conocer a poetas que leo pero que no conocía personalmente como Gsus Bonilla, Eva vaz, Eladio Orta y Francisco Fernández. Descubrir a poetas como el colectivo los Bio-lentos (brothers and sisters), Carmela Cuello Gijón, Ibon Zubieta Martín o Rafael Calero. Y más poetas que ahora no consigo asociar nombre con intervención. Sorry.
Poéticas para dar y tomar. En un encuentro de sincera transitibidad y respeto por el prójimo. Mucho más de lo que suele haber en festivales de poesía, jams mediocres y demás formatos propios de la
exhibición y el careo, el autobombo y la bukake rapsoda.
Y cómo colofón esa pedazo de fiesta en Ayamonte en la casa de Eladio Orta. Bebimos noseque y hablamos nosecomo.
Encomendados al humedal y a la música.
Al amanecer, a replegar la furgo y en marcha.
Lo más duro de bordear la costa hacia Almería es comprobar 3 cosas:
1. Los parajes absolutamente arrebatadores que existen.
2. Que en Caños de Meca ya no hay hippies y te multan por dormir en sus playas.
3. Y que, resulta que cuando por fin llegas a un espacio como la Cala San Pedro en Almería, los okupas de allí no tiene proyecto colectivista y se comportan cómo propietarios de algo que es de todos y todas. Vamos, que te dan unas ganas de plantarte allí con algunos compañeros y compañeras y expropiarles todo aquello que flipas. Y es que no es lo mismo ser ácrata anacoreta nihilista naturista que anrquista. Propietarios de mierda, pues no se quejan de que sólo hace que llegar gente a la cala y que lo llenamos todo de mierda pero bién que tienen cantina para venderte birras y fletan zodiaks por 12 euros para acercarte y hasta si eres de culo fino puedes pagrar 50 céntimos y cagar en roca. ¡Abajo los asentamientos en Cala San Pedro, es un Parque Natural de todos y todas que debería dejarse intacto!
Y bueno pues finalizando el viaje con un poso de tristeza. Pero nos lo quitó de un plumazo Nicolás de Maya, con su hospitalidad, su familia, su casa, su maravilloso pueblo murciano Cehegín. Tanto buen rollo que me quedé dos semanas en su casa, disfutando y currando con él. Genial.
Aqui en pleno rodaje de una pieza muy especial para la que realicé el guión. Sólo decíros que la hospitalidad de Nicolas y familia es extenuante.
Que es un artista como la copa de un pino. Y que ya iré mostrando cositas que van a ir saliendo.
Y, ya de regreso, pues al tajo, a darle duro al poema y a la piedra si es el caso que a veces no diferencio que es más duro.
Salut, amor y el dinero que necesitéis para ser felices.
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